Las Conejeras: Juni 2017

Contribución a la Presentación de la exposición artística de

Rolf Winnewisser y Patrick Germanier

....

....

Y así, de serena actualidad, fresco y nuevo, Patrick muestra el viejo arte de reiterar, de redoblar y reafirmar el proceso que se inicia en las cuevas donde la población que vive durante el Paleolítico Superior de Europa encuentra en la redundancia una utilidad, ya que su extremada anáfora aumenta el beneficio de la caza. En ese remoto paleolítico no existe el arte porque la reproducción de la forma no se ejecuta con propósito artístico, ni la intervención, fundamentalmente sobre piedra, es tenida en cuenta por su validez estética, tal y como la consideramos en la actualidad, sino práctica, porque posibilita la caza, el alimento.

....

Rolf se aleja de las celdillas que tanto estima Patrick y su reflexión no se desarrolla mientras dibuja, sino que ello sucede antes de pintar, con óleo, humo, acuarela, diferenciándose también en este extremo de su colega. Como preámbulo para agarrar el pincel, Rolf recorre cavidades del Malpaís de la Corona, se sumerge en el paisaje de Guenia, observa las rayas que alguien trazara en algunas de las piedras de este hoy enigmático paisaje, se agacha en los arenados de Teseguite para viajar retrospectivamente, para absorber, para crear el alfabeto de sus imágenes, cuyos caracteres, reducidos a su mínima expresión, utiliza en el lienzo blanco, que no vacío. Con los signos de su escritura sintetizada derivada de sus caminatas no se enfrenta, sino que los ofrece al papel o tejido para perpetuar sus experiencias artísticas con las que vive, y que hoy podemos observar. A la creación de la caligrafía artística que muestra en esta exposición le precede, le acompaña y le sucede una perenne reflexión sobre qué es ser artista y esto es lo más que le importa y ello lo hace desde la fluidez de las imágenes que le sirven de soporte. Lo podemos advertir en la muestra en la que predomina la alegoría ligera, que no simple, su percepción de los paisajes de la isla, de sus desechos, de sus piedras.

....

Una vasija que no siempre es moderna, porque Rolf concibe cuencos ancestrales que expresa con técnicas antiguas y rudimentarias, como la derivada del cristal ahumado, útil puntualmente, ya que de el logra un solo ejemplar porque persigue un resultado escrupuloso, único como indivisa es su reflexión sobre cada obra, porque también es unitario su pensamiento que origina su obra. Ligera, sutil, variada, esconde en ella su continua introversión que le permite madurar como artista, avanzar sobre lo simple, lo estrictamente escueto, lo natural y por ello humilde.

Uno más otro, ambos, en su compromiso con el arte, juntaron su andadura hace algo más de veinticinco años. Cuando decimos que estos dos artistas trabajan juntos, no queremos significar que cada uno expone su obra, o que esta exposición es la suma de una y de otra autoría creativa, sino que, si bien cada composición se halla fácilmente definida como trabajo individual y puntualmente conjunto, a todo ello le ha precedido la reflexión.

Esta exposición es una recitación producto de la fusión de ambas obras, es el resultado simbiótico de dos impares, que no siempre suman dos. Por ello, en esta sala, no se despliegan obras de ambos compositores sino que se expone un solo relato artístico resultante de la deliberación conjunta, de la abstracción provenida del diálogo y tal y como dijo Patrick la pasada semana, si en algún momento entre ambos no surge nada más, cualquiera de ellos comenta “no tengo nada nuevo, tengo que dormir”. Y el posterior despertar es lo que posibilita la continuidad de sus creaciones simbióticas, los otros trozos hechos cuencos -hondos y anchos- de los que bebemos su arte, su obra que nos alimenta. Muchas gracias.

María Antonia Perera Betancort

Arqueóloga