____Líneas Mundo___
Reflejos x Realidad
10 de enero 2020
Evento de clausura para la exposición
Escribiendo un Cuerpo, y celebrando diez años del grupo de arte en acción Las Conejeras en Lanzarote.
Dentro de su entorno, el patrón imminente en los de dibujos en tinta de Patrick Germanier se pone en movimiento discursivo a través de la interacción con el arte sonoro y la percepción visual de temáticas relevantes para una investigación de permacultura poética. Se interpreta el tejido dibujado como partitura que conduce a crear multiples contrapuntos entre lenguajes artísticos.
Para la occasion, la pieza Una vuelta desde Casa fue creada desde el concepto y las imágenes de Patrick Germanier, con interpretación y montaje por Onofre Montenegro, Guaya Milán & Gnomodas.
Acto audiovisual con:
m2R; Manolo Rodríguez, Tenerife. Live coding, improvisación sonora.
Patrick Germanier, Lanzarote. Grabación de campo, visuales.
Once años después de su fundación por Katrin Grögel, Simone Rüssli, Andrea Saemann y Patrick Germanier, la agrupación abierta de arte en acción Las Conejeras todavía es activa en composiciones cambiantes. En 2011, el primer festival de Arte performativa Lo que lleva el viento fue realizado en El Barrio de Argana Baja, Arrecife. Dentro del evento de dos días la muestra de vídeos La movilidad y sus sitios fue programado por Katrin Grögel. Ahora, durante el día final de la exposición una pequeña selección de videos de este proceso -junto con otras creaciones de videoarte- se presenta, programado por Patrick Germanier.
///////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////
Derrocada ya la teoría de “la navaja de Ockham”, la fractalidad se ha convertido en el nuevo idioma que puede explicar el binomio simplicidad- complejidad de la naturaleza. Benoit Mandelbrot nos decía que “Las nubes no son esferas, las
montañas no son conos, las costas no son círculos, y las cortezas de los árboles no son lisas, ni los relámpagos viajan en una línea recta” y bajo este precepto Patrick Germanier, nos muestra su trabajo “Escribiendo un cuerpo” . Es obra la podríamos interpretar como una revisión de la visión fractal de su pensamiento, de su manera de mostrar al mundo qué es un cuerpo, qué es la naturaleza y que la simplicidad nos puede llevar a entornos complejísimos y altamente sugerentes.
Mi propuesta como artista sonoro irá precisamente en esa dirección, en mostrar “granos” de una realidad acústica para disfrutar de un todo, compuesto por el complejo proceso donde esos granos se auto replican como células y crean formas tan diversas como la naturaleza ofrece. El uso de la síntesis digital y la tecnología me permitirá adentrarme en el ámbito fractal, a través de la síntesis granular y otros procesos y poder fundir desde un punto de vista casi sinestésico, el arte visual y el sonoro.
Manolo Rodríguez. 2019
Manolo Rodríguez (1969) reside en su ciudad natal, Tenerife. Activo improvisador y compositor con formaciones que incluyen bailarines, músicos acústicos, electro-acústicos o electrónicos, se enfoca actualmente en la síntesis digital a través de entornos de programación. Ha creado su propio instrumento dentro del entorno de programación Max/msp.
/////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////////
Nota de prensa
Patrick Germanier clausurará la exposición Escribiendo un Cuerpo en la Casa de la Cultura Agustín de la Hoz en Arrecife
El artista, además, celebrará la primera década del grupo de arte en acción al que pertenece denominado Las Conejeras en Lanzarote
Arrecife, 9 de enero de 2020
La Casa de la Cultura acogerá mañana, a partir de las 20.00, el acto de clausura de la exposición Escribiendo un Cuerpo desempeñada por Patrick Germanier. También le acompañará Manolo Rodríguez, ya que ambos protagonizarán un evento audiovisual denominado Líneas Mundo/ Reflejos x Realidad. También, desde las 10.00, se conmemorará la primera década del grupo de arte en acción Las Conejeras en Lanzarote con la proyección.
El concejal de Cultura socialista, Alfredo Mendoza, destacó la importancia de dar espacio a todos los artistas. “Es fundamental que todos los artistas puedan deleitarnos con su forma de ver el mundo porque con eventos como este, en un lugar tan acogedor, conseguimos enriquecer la cultura”.
Los lanzaroteños han podido disfrutar de esta muestra desde el pasado 27 de septiembre. El objetivo en cada una de sus obras es mostrar al mundo que las cosas no son como parecen y que cada persona puede interpretarlo de diferente forma. Mañana llegará a su fin y lo hará con un acto audiovisual junto con Manolo Rodríguez. Este artista sonoro reside en Tenerife. Es un activo improvisador y compositor con formaciones que incluyen bailarines, artistas visuales etc… Además, actualmente se enfoca en la síntesis digital a través de entornos de programación.
Aniversario.- Mañana, a partir de las 10.00, se llevará a cabo un acto que rendirá homenaje al grupo de arte en acción Las Conejeras en Lanzarote, fundado por Patrick Germanier, Katrin Grögel, Simone Rüssli y Andrea Saemann. Esta agrupación de carácter abierta es activa en formaciones cambiantes. En 2011, el barrio de Argana Baja celebró el primer festival de Arte perfomativa “Lo que lleva el viento”. En la clausura se proyectarán algunos de los vídeos más destacados de varios artistas internacionales. Los interesados podrán disfrutar de esta recopilación en horario de 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00.
Luis Rosales
Excmo. Ayuntamiento de Arrecife
Avda. Vargas, 1
35500 ARRECIFE, LANZAROTE
Elementos para la actuación audiovisual
Ensayo para la inauguración de la exposición Escribiendo un Cuerpo
Por Elena Solis, miembro de Ecologistas en Acción, Madrid
1-No creo que sea una exageración decir que nunca tantos aspectos cruciales de la vida fallaron al mismo tiempo, ni que el futuro pudiera presentarse tan incierto.
De hecho, en las calles de Arrecife, hoy, miles de personas se han manifestado a favor de un mundo ambiental y socialmente mas justo.
Ante este escenario de crisis ecológica y social, es necesario construir una voluntad colectiva para intentar abordar los problemas que nos acosan. Para ello, necesitamos una radical transformación de las relaciones entre nosotros, los individuos que formamos esta sociedad.
Digo radical, lo que no es lo mismo que extremista. Radical significa ir a la raiz del problema. En este caso, significa entender porque las relaciones humanas están empezando a fallar y proponer nuevas formas de reconectar para poder sobrevivir la crisis contemporánea.
Y es asi, reflexionando sobre todo esto, me cruce con el camino de Patrick
2-Echando un primer vistazo a su trabajo este parece estar lleno de ecos visuales con cadencia mecánica e ilimitada. Tiene un aire impersonal, frio, como ajeno al desorden de la existencia humana.
Sus cuadros resultarían perfectos para decorar el piso de lujo de alguien con un cerebro y un alma cuadriculada.
Y sin embargo, sabemos que estos laboriosas dibujos están hechos a mano, con tinta y papel. Creo que esta tensión, esta contradicción, entre la apariencia material del producto acabado y el esfuerzo humano que hay detrás tiene que ser un gesto intencionado; un intento de decirnos que la apariencia de las cosas es a menudo engañosa; que lo que es realmente importante, es a menudo casi imperceptible.
Me pregunto si este es el mensaje de Patrick cuando describe sus dibujos como paisajes invisibles.
Por lo tanto, si volvemos de nuevo la mirada a su trabajo, puede que este adquiere una densidad diferente, incluso densidades múltiples.
3-Vemos que sus cuadros están poblados de céldas que se reproducen, no de una forma lineal, sino múltiple y aleatoria. Las mayas que se forman cubriendo toda la superficie del papel, parecen proyectar mapas topográficos, pero no tal y como los conocemos. Mas bien, parecen diagramas de algún tipo de interdependencia intrinsica entre los elementos que forman las retículas. Cada uno de estos parece tener valor en la medida que está relacionado con los demás.
Ademas, vemos que en esas rejillas no hay un centro, ni hay puntos aislados que resalten mas que otros. Parece que lo importante sea la totalidad, formado por las conexiones multiples que se reproducen sin limite pero que nunca se separan.
Estas múltiples conexiones me hacen pensar en sistemas dinámicos; en ecosistemas de seres sintientes o no sintientes, que se nutren y se protegen recíprocamente, como la red de rizomas que conectan los arboles en el subsuelo del sotobosque.
Y es que, como los paisajes invisibles de Patrick, esa interdependencia relacional universal de todo lo existente (lo humano y lo no humano), no es fácil de percibir y tener presente.
4- Si nos centramos por un momento en las relaciones humanas, estos modelos graficos son para mi una metáfora de la posibilidad de una existencia humana interdependiente y no jerarquizada; de tejidos sociales y comunitarios en construcción. Reconocer esa interdependencia relacional e impulsar diversos espacios comunitarios de base en nuestra sociedad puede suponer la solución a la desintegración de nuestra sociedad, debido en su gran parte a la prevalencia del interés individual sobre el de la comunidad.
La ultima consecuencia de esta lectura del contenido de estos cuadros es que transmite que otro mundo es posible.
5-Y entonces, podríamos deducir de esto que el trabajo de Patrick es una mera utopia, una idealizacion de algo inalcanzable?
No se trata de reconstruir una supuesta sociedad en harmonía consigo misma y con el medio natural que la rodea, porque entre otras cosas, nuestro entorno ha sido perturbado para siempre.
La cuestión que creo es importante es si seremos capaces de vivir en las ruinas de este mundo que hemos creado en los últimos 80 anos. Patrick nos propone que si es posible sobrevivir en este nuevo mundo imperfecto.
Sus topografias imaginarias e intangibles nos sugieren formas alternativas de cómo habitar ese mundo dañado, es decir, a través de re-conectar con los demás, con nuestro medio natural y vivir colaborativamente.
Pero como muestran sus dibujos, nuestra supervivencia dependerá en gran parte de nuestra capacidad de adaptabilidad y habilidad de trabajar juntos
De la misma forma que esos elementos se deforman, se pliegan y amontonan, se expanden y contraen (pero nunca se rompen), en adaptación y respuesta a cambios impredecibles y extremos, nosotros debemos demostrar firmeza en esa flexibilidad máxima, en esta época de la gran prueba.
Tenemos, por lo tanto, que dejar de lado el nacionalismo y el localismo, los resentimientos de clase o raciales. Tenemos que hacer sacrificios por las lejanas naciones amenazadas y las distantes generaciones futuras.
Para aquellos que les chirrie este catastrofismo, pensemos en el presente. No os resulta cada vez mas difícil intercambiar ideas y sentimientos con los demas? No experimentais a menudo un profundo aislamiento que no puede ser fácilmente aliviado? Que sentis cuando veis por los campos abandonados de Lanzarote?
Nos debemos preguntar si hemos perdido el sentido de lo colectivo, de la solidaridad y la reciprocidad; de lo que representan los bienes comunes y el cuidado por hacer bien las cosas, de sanar la tierra.
Por ultimo quería hablar un momento del carácter laborioso, impensablemente agotador, del dibujo de Patrick. Para mi este encarna el valor absoluto del trabajo y el esfuerzo humano (infravalorado y explotado) , rechazando la ganancia sin esfuerzo, el pelotazo, la especulación.
Quienes conocemos un poco a Patríck, vemos en ese conjunto de puntos, líneas y células, pacientemente trazadas, algo mas intrinsico, mas personal: el tejido lento e invisible de un proyecto de vida. Como si su propia existencia estuviera reflejada en la superficie del papel: su decisión de afincarse en Lanzarote con su familia, de reconstruir una casa tradicional de labranza; de nutrir una y administrar sabiamente el agua; de cuidar de los polinizadores y ser amable con los vecinos.
Esta forma de vida constituye a mi entender un paradigma esencial a seguir si queremos afrontar esta profunda crisis contemporanea.
Notas sobre la exposición “Escribir un cuerpo”, de Patrick Germanier
Por Roberto García de Mesa
Conocí al artista Patrick Germanier, que vive entre Suiza y Lanzarote, porque llegó a coordinar dos números de la revista-objeto “Al-harafish”: el 32 titulado “Terra Nullius” y el 33, “Paso por la isla”. Yo preparaba una exposición panorámica sobre la historia de dicha revista, que llevé a cabo en el Círculo de Bellas Artes de Tenerife, en 2018, y a partir de ahí surgió una buena amistad. Patrick es un creador que mezcla muy diversas disciplinas en sus propuestas artísticas. En su trayectoria puede verse que intenta aunar los principios que mueven su existencia con su forma de actuar. En este sentido, es un ecologista convencido, un admirador de la naturaleza y un observador incansable de las arquitecturas y los detalles de la isla. La convivencia entre el ser humano y el territorio resulta primordial para él, esto es, ¿cómo desarrollar dicha convivencia sin dañar el espacio originario? Pregunta que también se planteó en su momento, en Lanzarote, el célebre artista César Manrique, cuya obra Germanier conoce en profundidad.
En los citados números 32 y 33 de “Al-harafish”, coordinados por él, transitaba una especie de pensamiento “homo viator” que descubría la isla y que la sentía “de nadie”, al estilo de los exploradores europeos que lo precedieron siglos atrás, hasta descubrir poco a poco la invasión de la depredación humana. En su exposición individual “Escribir un cuerpo”, ubicada en la Casa de la Cultura Agustín de la Hoz, en Arrecife de Lanzarote, entre el 27 de septiembre y el 30 de diciembre de 2019, Patrick vuelve a barajar la idea de comenzar un proceso iniciático, pero también un proceso de observación microscópica de la naturaleza. Su búsqueda está desprovista de la épica de los antiguos, puesto que desea llegar a la isla desde otra perspectiva. Su observación ha sido hasta aquí la de un viajero que se instala en un espacio rodeado de agua por todas partes, y que intenta integrarse en el lugar con sumo cuidado. Observa el entorno, recrea su hábitat con gran delicadeza y participa en las actividades culturales y ecologistas que se desarrollan en Lanzarote. “Escribir un cuerpo” es un paso más en esta evolución. Si bien le ha interesado siempre una perspectiva macroecológica, ahora su atención se fija en el detalle de lo micro, de lo mínimo, de lo más esencial: la forma de la piel desde un punto de vista microscópico.
Su obra, en general, no se encuentra muy lejos de una perspectiva ecocrítica, pero no solo desde el ensayo, desde la teoría, sino también desde el punto de vista de la creación. Ambos pilares, teoría y práctica, para Patrick van de la mano siempre, no hay que olvidar que es un comprometido activista.
Un ser humano necesita del espacio para definirse. Sus acciones dependen de los otros, pero también de los lugares que habita. En este sentido, comprender el territorio significa estudiarlo desde lo mínimo, desde su simplicidad más absoluta, desde su esquema. De ahí que el cuerpo que escribe Patrick sea un ente fragmentario y abstracto, meticulosamente elaborado que, en ocasiones, recuerda en cierto modo a imágenes fractales. Sus límites, los de los diferentes soportes que utiliza, parecen constituir fronteras provisionales, con una tendencia a expandirse hacia dentro o en diversas direcciones. Con ello se traslada la sensación de que estamos ante un organismo vivo: la piel de un ser, la piel del mundo, la piel del universo o la piel de un dios. Germanier teje redes visuales que sugieren la interconectividad de todos los seres vivos, la conexión entre diversas naturalezas en apariencia, pero que forman en realidad la misma piel, el mismo cuerpo: el cuerpo del mundo. En este sentido, aquel “homo viator”, del que hablaba antes, parece haberse detenido a contemplar el misterio, ya no mira como un extranjero que se sorprende ante las reacciones humanas, ante el azar, ante las formas caprichosas del nuevo paisaje. Desea amplificar el sentido de unidad, de red perpetua, de conexiones sin fin en la materia. Su interés por los detalles y por las casualidades del territorio, sus percepciones del yo y de los otros tienden a fundirse en un único lenguaje, el de la arquitectura natural. Con ello, quizá lo que nos intente transmitir Germanier, con esta última exposición, sea que, en su esencia, todo está compuesto de la misma forma, y que dañar un territorio supone dañar también a nuestro propio cuerpo, a la concepción física y filosófica de toda identidad viva.
Notes about the exhibition “Writing a Body”
By Roberto García de Mesa
I knew the artist Patrick Germanier, who lives between Switzerland and Lanzarote, because he got to commission two editions of the artist book- object “Al-harafish”:
Number 32 titled “Terra Nullius”, and number 33, “Paso por la Isla”. I was preparing an exhibition about the history of this serie, which I realized at the Circulo de Bellas Artes de Tenerife, in 2018, from where started a good friendship. Patrick is a creator who mixes very varied disciplines in his artistic proposals. In his trajectory it can be seen that he intends to unite the principles that move his existence with his way of acting. In this sense, he is a convinced ecologist, an admirer of nature and a tireless observer of the architectures and the details of the island. The cohabitation between the human being and the territory results essential for him, that is: How to develop without damaging the primal space? Question that also asked himself in his time, in Lanzarote, the famous artist César Manrique, who’s work Germanier is profoundly familiar with.
In the quoted numbers 32 and 33 of “Al-harafish”, coordinated by him, there was a certain thinking of a “homo viator”, who discovered the island and felt it as “no one’s”, in the style of the European explorers who preceded him centuries ago, until discovering little by little the invasion of the human predation. In his individual exhibition “Writing a Body”, located at the Casa de la Cultura Agustín de la Hoz, in Arrecife between September 27th and December 30th 2019, Patrick returns to shuffle the idea of starting an initial process, but also a process of microscopic observation of nature. His search is stripped of the epic of the ancient, assumed that he wants to get to the island from another perspective. His observation has been until now that of of a voyager who settles in a space surrounded by water all over, and who tries to adapt on site with due caution. He observes the surroundings, recreates his habitat with great refinement and participates in cultural and ecologist activities that are being developed in Lanzarote. “Escribir un Cuerpo/Writing a Body” is a further step in this evolution. If for certain he was always interested in a macroecologic perspective, now his attention is directed in the detail of the micro, of the minimal, of the most essential: the shape of the skin from a microscopic point of view.
His work, in general, isn’t situated far away from a ecocritical perspective, but not only from the essay, from theory, but also from the point of view of creation. Both pillars, theory and practice, for Patrick go hand in hand always, not to forget that he’s a committed activist.
A human being needs space to define himself. His action depends on others, but also of the places he lives in. In this sense, to understand territory means to study it from the minimum, from its most absolute simplicity, from its scheme. So that the body which Patrick is writing might be a fragmentary and and abstract entity, meticulously elaborated, which at moments somehow reminds fractal images. Its limitations, the ones of the different mediums he uses, seem to constitute provisional borders, with a tendency to expand inwards or in various directions. With it the sensation is relocated that we are in front of a living organism: The skin of a being, the skin of the world, the skin of universe or the skin of a god. Germanier is weaving visual nets that suggest the interconnectivity of all living beings, the connection between diverse natures in appearance, but who in reality are forming the same skin, the same body: the body of Earth. In this sense, this “homo viator”, of whom I spoke before, seems to have stopped to contemplate the mystery, by now not watching like a stranger who wonders at the human reactions, in front of hazard, in front of the capricious forms of the new landscape. He longs for amplifying the sense of unity, of perpetual net, of endless connections in the realm. His interest for the details and for the serendipity of the territory, his perceptions of the I and of the others tends to melt into a unique language, the one of natural architecture. With it, possibly what Germanier intends to transmit us, with this last exhibition, might be that in its essence, all is composed by the same form, and that damaging a territory means as well damaging our own body, the physical and philosophical conception of all living identity.